El desarrollo del vehículo eléctrico en el futuro próximo es una realidad, amparado en argumentos como la demanda del consumidor, la promoción por los gobiernos de los estados y la protección del medio ambiente. Todo esto supone un cambio importante en relación con el actual escenario automovilístico.

La compañía Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS), ha realizado un informe, en el que se contempla un escenario que arroja importantes cambios en el actual riesgo para los integrantes del sector desde fabricantes, distribuidores, consumidores y aseguradoras.

Vamos a identificar los distintos y nuevos riesgos que se nos ocurren en este nuevo escenario, tales como el eventual rendimiento de la batería, el riesgo cibernético o el incendio del propio vehículo.

La movilidad eléctrica implica nuevos y eventuales defectos en sus componentes. Por su novedad y desconocimiento, ello implicará un incremento de los costes de reparación. El crecimiento previsto de los coches eléctricos trae consigo la posibilidad de nuevos defectos y problemas de rendimiento con mayores costes de reparación.

El riesgo de un ciber ataque que afecte a sus componentes es mucho mayor que el de los actuales vehículos, a lo que hay que añadir el riesgo de incendio como así se está viendo en las noticias.

Con todo ello, salvo mejor criterio, el vehículo eléctrico parece es la mejor alternativa frente al actual modelo de vehículos, por lo que es de esperar que la actual flota de vehículos eléctricos aumente de forma significativa, una vez que se consiga reducir los costes y aumentar la autonomía.

La previsión es de crecimiento en el largo plazo e implica una variedad de riesgos, técnicos y operativos, tanto desde la perspectiva de la responsabilidad por producto como en otros aspectos.

Los nuevos riesgos, técnicos y operativos que se identifican son los siguientes:

• El de incendio, aunque el riesgo de incendio en un coche eléctrico es mucho menor, la dificultad para extinguir el fuego es más complicada que en un vehículo de gasolina o diésel, y requiere aplicar protocolos que exigen más tiempo en extinguir el fuego. Las baterías de alto voltaje provocan incendios muy intensos y difíciles de extinguir, liberando grandes cantidades de gases tóxicos.

Los componentes eléctricos defectuosos y cortocircuitos pueden provocar incendios. Además, las baterías de ion-litio pueden entrar en combustión si están dañadas, por sobrecarga o si se exponen a temperaturas elevadas.

Debido a la relativa poca frecuencia de este tipo de incendios hasta la fecha, los servicios de respuesta y rescate tienen limitada experiencia a la hora de hacer frente a este tipo de incidentes.

• El riesgo de electrocución, aunque incorporan un sistema automático que desconecta el circuito de alta tensión. Todo ello, implica que el mantenimiento y revisiones es importante para mitigar estos riesgos.

En el estudio realizado por Allianz se ha demostrado “que los componentes de alto voltaje de los coches eléctricos están bien protegidos y no se verían afectados en la mayoría de los accidentes.”

• Por otra parte, desde el punto de vista de indemnización, el estudio indica que “los coches eléctricos tienen menos probabilidades de verse involucrados en accidentes, puesto que lo habitual es que recorran distancias cortas con un kilometraje general reducido”.

• Otra cuestión es el tema de los costes de reparación, dado que los daños soportados por el seguro son más elevados que el de los actuales vehículos de combustión, y en concreto, en lo que corresponde a las baterías, si fuera precisa su sustitución, podría implicar la declaración de siniestro del vehículo.

• Estas baterías tienen una garantía de rendimiento y duración, y de no cumplirse, dado su elevado coste de sustitución, implica una responsabilidad que correspondería al fabricante.

• El riesgo medioambiental es significativo dada la alta demanda de materiales como el litio y el cobalto para atender la demanda, lo que hace que los fabricantes se vean presionados para conseguir estos materiales para poder intensificar esta producción. La solución puede encontrarse en un adecuado reciclaje.

Otro aspecto es la eliminación de las baterías de alto voltaje que de no realizarse adecuadamente puede crear un problema de contaminación. El riesgo medioambiental es importante por las cuantiosas indemnizaciones previstas por las legislaciones ante una contaminación.

• La presión que tienen actualmente los fabricantes para atender la demanda seguramente será causa de errores en la producción y en la calidad, que al final recaen en la responsabilidad del producto que se pone en circulación, dando lugar al ejercicio de la garantía de retirada de producto del mercado, con el consiguiente coste.

• Riesgo de ciberseguridad. La conectividad que caracteriza al vehículo eléctrico, incorporando un software complejo podría se causa de vulnerabilidad cibernéticas, sometido a ataques informáticos, como nos demuestra las experiencias ya vividas en el sector.

Los riesgos descritos tienen implicaciones que afectan al sector asegurador. Los riesgos que hemos identificado ponen de manifiesto que el sector seguro deberá estar preparado para atender las reclamaciones y la valoración de las indemnizaciones en muchos casos no será fácil. Todo ello dará lugar al incremento de las primas de seguro de los vehículos eléctricos, por la especial responsabilidad de producto que se pone en juego.

Los actuales vehículos tienen básicamente tres bloques, el motor, carrocería y los componentes de movilidad, pero en los vehículos eléctricos todo está integrado y resulta difícil diferenciar la participación de la responsabilidad del fabricante o el proveedor, en el defecto, de modo que al final responderá de una única pieza “el vehículo eléctrico”

Los fabricantes de vehículos cada vez necesitar incorporar más software y por tanto su responsabilidad será cada vez mas compartida con la de los productores de software.

El riesgo de incendio y la explosión de las baterías de alto voltaje podrían dar lugar a cuantiosas indemnizaciones para las aseguradoras de inmuebles comerciales donde se carguen múltiples coches en aparcamientos subterráneos.

Estos riesgos y daños patrimoniales provocados por el recalentamiento de baterías que causan un incendio como consecuencia de fallos electrónicos en el sistema de gestión de las baterías son nuevos y deberán ser evaluados a la hora de tarificar el riesgo.

Y finalmente lo ya comentado, la garantía de retirada de producto de las pólizas de responsabilidad de producto es muy elevada lo que dará lugar al incremento exponencial de la prima.

El riesgo medioambiental cobra una especial relevancia por responsabilidad civil de la empresa, derivada de la posibilidad de realizar emisiones tóxicas y riesgo de incendio durante la impresión 3D, o por el riesgo de incendio y contaminación durante la manipulación de baterías de litio.

CONCLUSION: El sector asegurador tiene un nuevo reto con la movilidad eléctrica, y deberá poner especial atención en la tarificación y delimitación del riesgo, para que las pólizas de los vehículos eléctricos ofrezcan el servicio social que tiene que ofrecer el seguro, dentro de los márgenes de rentabilidad que requiere cualquier sector.

 José Garzón García

Belzuz Abogados SLP

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